Hoy 21 de noviembre se cumplen 40 años de la portada de Life de Johnny Cash que se titulaba así: "Johnny Cash, The Rough-cut King of Country Music" ("Johnny Cash, el rudo rey de la música country"). El legendario artista de Kingsland, Arkansas, estaba en la cresta de la ola, pero un año antes había estado a punto de caer en lo más profundo y pensar en el suicidio.
Tras sentir la presencia de Dios en la cueva Nickjack en Tennessee, Johnny renació en un nuevo cristiano que se curó de su adicción y poco más tarde, en Ontario, sobre el escenario, le pidió a June Carter que se casara con él. Lo harían una semana más tarde en Franklin, Kentucky, Y Johnny convertido en un nuevo hombre fue presentado a la congregación del Evangel Temple, una discreta congregación de Nashville (en la que quería ser tratado como uno más) por el reverendo Jimmy Rodgers Snow, hijo de Hank Snow.
En ese mismo año, 1968, editó From Sea To Shing Sea -un álbum conceptual sobre el mar-, el legendario, rompedor y apasionante At Folsom Prison en vivo, Heart of Cash –un compilado con canciones nuevas- y The Holy Land – un álbum góspel-. Pero sin duda, de los tres, el que ha pasado a la historia ha sido At Folsom Prison, grabado en vivo el 13 de mayo de 1968 en la prisión de Folsom. Johnny sentía una gran compasión por los presos por sus propios antecedentes. Su tema estrella Folsom Prison Blues, grabada originalmente en estudio en 1955, es una canción que derrocha ansia y desesperación, nostalgia y tristeza, vida y muerte, expresando la pureza de un hombre que ha destilado bilis y se ha liberado de la oscuridad, pero que entiende al que sufre, al descarriado, al que mata por nada, al culpable de ser pobre y no haber escuchado la verdad.
La versión de este video es de un show televisivo de 1968, con Carl Perkins a la guitarra:
El álbum impactó profundamente en la sociedad americana que hasta entonces veía a los presos como carne de cañón y no como personas que cometen errores, algunos demasiados graves como para volver a ver la luz. Y Cash volvió a la carga al año siguiente, el año de la portada de Life con At San Quentin. En esta ocasión el tema estrella era A Boy Named Sue, escrita por Shel Silverstein, que cuenta las aventuras de un chico al que su padre llamó Sue -un nombre de mujer-, para que se hiciera fuerte. Apenas había cantado la canción un par de veces -fue June, su mujer, la que le animó a cantarla- y de hecho en el show la lee de un atril pero fue un éxito clamoroso. El show fue grabado para Granada Television.
En 1969, hace 40 años, arrancó uno de los shows televisivos más legendarios de la televisión musical, el Show de Johnny Cash de los que se grabaron 58 episodios con gran éxito de audiencia y la presencia de artistas fijos como los Statler Brothers, Carl Perkins, June Carter y la Carter Family y artistas invitados legendarios como Jerry Lee Lewis, Joni Mitchell, Bob Dylan, Ray Charles, Eric Clapton, Linda Ronstadt, Kris Kristofferson, Mickey Newbury, Neil Young, Gordon Lightfoot, Merle Haggard, James Taylor, Marty Robbins, Tammy Wynette, Louis Armstrong, Pete Seeger, George Jones… la creme de la creme musical del momento.
El show se grababa en el legendario auditorio Ryman de Nashville, según Roger Daltrey el mejor auditorio en el que un mundo. Lamentablemente fue cancelado por la política de la ABC de eliminar su programación “rural”, a pesar de ser un gran éxito en audiencia.
Estos éxitos rotundos a nivel de audiencias, listas y ventas le llevaron en 1970 a grabar dos bandas sonoras: I Walk The Line y Little Fauss and Big Halsy, un nuevo álbum en vivo basado en sus shows televisivos The Johnny Cash Show y un memorable Hello I´m Johnny Cash con temas de Merle Travis, Roy Orbison, Tim Hardin y Kris Kristofferson.
Este ultimo tuvo problemas con los ejecutivos del show por su tema Sunday Morning Coming Down en el que hacía referencia a los efectos de la marihuana, "On a Sunday morning sidewalk / I'm wishin', Lord, that I was stoned” (“En la acera del domingo por la mañana, desearía, señor, estar colocado”). En el siguiente video la cantan a dúo en 1978:
Justo en esos primeros años 70, Johnny Cash materializó su nueva imagen de hombre reformado y de profundas convicciones como "The Man in Black" (“El hombre de negro”). Frente a los artistas country que por aquella época vestían con trajes rhinestone de estilo Nudie, la sobriedad de Johnny era patente. En 1971 escribiría la razón de su vestimenta en su canción "Man in Black":
Well, you wonder why I always dress in black, Why you never see bright colors on my back, And why does my appearance seem to have a somber tone. Well, there's a reason for the things that I have on.
Por qué nunca ves colores brillantes en mi espalda
Y por qué mi apariencia parece tener un tono sombrío, Bien, tengo una razón para lo que llevo.
Viviendo en la desesperanza y la parte hambrienta de la ciudad
Visto así por los presos que han de pagar largo por su crímen
Pero que han sido víctimas de los tiempos.
LIFE, 21 de noviembre de 1969 (pag. 44-48)
El rey de la canción de los momentos difíciles
Johnny Cash hace que a todo el mundo le guste la música country
'Su cara parece arruinada, su delgada silueta parece abatida. Canta, desafinado, sobre días que se fueron y que muchos de sus oyentes no pueden incluso recordar: trenes, vagabundos a cielo raso, depresión, tiempos difíciles que conoció creciendo pobre en un campo de algodón de Arkansas. Estos son, curiosamente, viejos temas pasados de moda, pero las letras hogareñas y la ruda personalidad de Johnny Cash los hacen frescos. Como el rey indiscutible de la música country, ha ganado popularidad en toda la nación por la forma de cantar que los tipos de ciudad solían desdeñar. Este año ganará 3 millones de dólares en royalties y conciertos. Su show semanal de televisión, un show veraniego sustituto, tuvo tanto éxito que la ABC lo ha reubicado en prime time a partir del 21 de enero. Tiene cuatro de los 5 discos más vendidos y su single “A Boy Named Sue” ha vendido más de un millón de ejemplares.
John R. (la “R” está ahí por nada) Cash, 37, ha estado cantando y escribiendo canciones country durante 15 años. Ha grabado más de 300 temas y escrito dos veces esa cantidad, la mayoría de ellas, una poco prometedora mezcla de folklore, sentimiento y puro maíz que hasta hace poco era atractivo sólo para los fans del Grand Ole Opry. Ahora a los jóvenes les gusta porque tiene un halo de autenticidad y apoya causas sociales, como la reforma de las prisiones. Para la gente de más de 30 años tiene una nota saludable en una mezcla de canciones dinámicas –pueden seguirlas con los pies y entender sus palabras-. Las audiencias favoritas de Cash son las cautivas -hombres en prisiones-, donde ha grabado dos de sus álbumes más potentes. “Los convictos” dice, “sienten que soy uno de los suyos”. Sólo hace dos años, Cash estaba abajo y fuera de sí mismo. Antes de dejar de estar enganchado, era tan adicto a las anfetaminas que se despertó una mañana en una cárcel de Georgia incapaz de recordar cómo había llegado.
Cash apela a los americanos que están cada vez más hartos con la presión y la confusión de la vida de la ciudad y desear volver a las raíces. “El año pasado fue el soul”, dice un amigo. “Este año todo el mundo está escarbando en la tierra (soil). Así es como trabaja Johnny. Tiene raíces”.
Taquigrafía casera de un viejo sembrador
Por John Frook (ganador de dos Emmys, escritor, periodista en Time, Life, Parade, etc.)
“Hice algunas de mis mejores interpretaciones cantando cuando estaba sembrando”. Johnny Cash habla de los días cuando caminaba haciendo surcos tras una mula en la granja de algodón de su padre de 40 acres. “Y algunas de las más ruidosas, tenía una voz aguda, de tenor alto y hacía yodel. Nunca canté en público excepto para unas pocas funciones del instituto como la ceremonia de graduación. Cantaba cosas como ‘Trees and Drink to Me Only With Thine Eyes’.
“Entonces un día –tenía 18- estaba cortando madera. Mamá estaba preparando la cena y canté: ‘Everybody gonna have religión and glory. Everybody gonna be singing this story’, Mamá miró alrededor. ‘¿Quién ha sido?’, dijo, y yo dije: ‘He sido yo, mamá’ Estaba realmente llegando a esas notas bajas. Estaba tan orgulloso que no callé durante días”.
Ahora, cuando dice. “Hello, I´m Johnny Cash” (Hola, soy Johnny Cash), para empezar sus shows, las palabras estremecen como un pedazo de carbón estremece una rampa de acero. Él es oscuro, melancólico, grande -1,90 m- y tiene un mango de hacha por hombros, pero el resto de él es puro nervio. “Es tan larguirucho”, dice un músico de Nashville, “no hay nada a lo que agarrarse para hacer un nudo”. Cash lo acentúa con el negro – botas abotonadas negras, pantalones negros con listas, chaleco de jugador de barco de vapor de río, tabardo ajustado y camisa blanca con chorreras. Sus ojos están siempre parpadeando, su cara y su cuerpo rara vez paran quietos. “Viste sus ropas desde dentro”, dice un amigo.
En sus grandes manos de granjero la guitarra es como un puntal, un medio de acompañamiento –una Martin D-45 de 2.000 dólares exquisitamente acabada con una inscripción nacarada: “Cash”-. Admite que era mejor recoger algodón que afinar guitarras pero cuando se cuelga la Martin alrededor, los trastes de su guitarra salen por la parte de atrás de su abrigo de predicador y cuando la agarra firmemente y rasga el cuello arriba, humeando aceradas y duras notas, nadie está escuchando la guitarra.
“Todo buen compositor que conozco ha luchado y vivido a través de tiempos duros”, dice Cash. Le gusta divagar sobre sus comienzos rurales pero rechaza hablar sobre su adicción a las anfetaminas. “Nunca he estado como para no tener donde caerme muerto. He estado bajo física y mentalmente a veces, así que entiendo que es como sentirse desvalido. Nunca he estado realmente hambriento. Cuando era pequeño he cazado conejos y ardillas simplemente porque las necesitábamos para comer y estaban realmente buenos. Si mi papá me daba dos proyectiles se suponía que tenía que traer dos conejos. Todavía soy así. Voy a cazar conejos y no me llevo más de dos proyectiles”.
La mayoría de las canciones de Cash reflejan sus propias experiencias -aunque él verdaderamente nunca subió a los trenes, ni pasó más de un día en la cárcel-. “Las ideas vienen en pequeños pedacitos o en grandes piezas”, dice. “Las escribo y algunas veces las llevo en mi cabeza durante años. Como cuando estuvimos en Ottawa en el último tour y la gente gritaba y corría arriba y abajo por los halls y sonando los teléfonos toda la noche y yo estaba tumbado allí preguntándome como esa gente –eran las 3 o 4 de la madrugada-, se sentiría desnuda con a la luz del día. Esa línea ha estado en una canción que he grabado y pensé que sería un buen título de canción así que al día siguiente la escribí. Por supuesto la puse desde un ángulo amoroso”. In The Naked Light of Day fue escrita en 15 minutos.
Pocos de los arreglos de Cash son complicados. Su banda, los Tennessee Three –batería y guitarras eléctricas- le proveen de un acompañamiento escaso, literalmente tocando la canción desnuda. La mayoría de los músicos con los que trabaja no leen música, así que sus grabaciones musicales, en una nave de acero galvanizado de forma semicilindrica en Nashville, son dirigidas de una forma desenfadada: “Bobby Wooton, toca como el demonio esa guitarra. Quiero que salga humo… Fluke, ¿por qué no pones un poco de sonido estilo militar en eso…. Marshall, tras cuatro compases quiero que entres y te unas…”
La buena disposición de Cash para dirigir, incluso sacar provecho de las imperfecciones, es más que parcialmente responsable de su éxito. Su rompedor álbum, Johnny Cash at Folsom Prison, está reforzado con estruendosas puertas de prisiones, señas públicas de remordimiento y bromas entre Cash y la audiencia de prisioneros. Durante su show de televisión, los bebés dan alaridos y las sirenas de policía gimen. Los miembros de la audiencia del estudio hacen fotos en estampida disparando sus (Kodak) Brownie Haweyes. Eso paró tras el segundo o tercer show. Pero esta temporada dice Cash: “Voy a pedir a las madres que traigan a sus bebés. No me preocupa si berrean durante todo el show o si un coche de policía va con su sirena aullando. Quiero que la gente escuche eso también. Eso es natural. Así es la vida”.
Pies de fotos del reportaje de LIFE:
1. Su cara refleja los tiempos duros sobre los que canta Johnny Cash. Ha estado fascinado por el ferrocarril desde su niñez cuando su padre se montaba en los trenes de mercancías a hurtadillas para trabajar. Una nueva grabación será “I´ve Got a Thing About Trains”.
2. Un tractor, un lago y su propio coro.
3. En el jardín de su propiedad cerca de Nashville, Cash juega con su nuevo tractor que era sólo un sueño cuando trabajaba con su padre en el campo de algodón. “Todavía” dice, “no puedes cantar a un tractor como puedes cantarle a una mula”.
4. Un solitario Cash compone muchas de sus canciones pescando en un lago cerca de casa. Otras ideas en veladas musicales que Cash organiza tres veces al año en su casa de Nashville de 250.000 dólares. Ambos, artistas conocidos y desconocidos son invitados, y cada artista debe actuar cuando le pasan la guitarra. En una de estas veladas, Bob Dylan cantó por primera vez “Lay, Lady, Lay”, Judy Collins presentó “Both Sides Now”, y David Crosby adelantó su grupo Marrakesh Express.
____________________________________________________________John R. (la “R” está ahí por nada) Cash, 37, ha estado cantando y escribiendo canciones country durante 15 años. Ha grabado más de 300 temas y escrito dos veces esa cantidad, la mayoría de ellas, una poco prometedora mezcla de folklore, sentimiento y puro maíz que hasta hace poco era atractivo sólo para los fans del Grand Ole Opry. Ahora a los jóvenes les gusta porque tiene un halo de autenticidad y apoya causas sociales, como la reforma de las prisiones. Para la gente de más de 30 años tiene una nota saludable en una mezcla de canciones dinámicas –pueden seguirlas con los pies y entender sus palabras-. Las audiencias favoritas de Cash son las cautivas -hombres en prisiones-, donde ha grabado dos de sus álbumes más potentes. “Los convictos” dice, “sienten que soy uno de los suyos”. Sólo hace dos años, Cash estaba abajo y fuera de sí mismo. Antes de dejar de estar enganchado, era tan adicto a las anfetaminas que se despertó una mañana en una cárcel de Georgia incapaz de recordar cómo había llegado.
Cash apela a los americanos que están cada vez más hartos con la presión y la confusión de la vida de la ciudad y desear volver a las raíces. “El año pasado fue el soul”, dice un amigo. “Este año todo el mundo está escarbando en la tierra (soil). Así es como trabaja Johnny. Tiene raíces”.
Taquigrafía casera de un viejo sembrador
Por John Frook (ganador de dos Emmys, escritor, periodista en Time, Life, Parade, etc.)
“Hice algunas de mis mejores interpretaciones cantando cuando estaba sembrando”. Johnny Cash habla de los días cuando caminaba haciendo surcos tras una mula en la granja de algodón de su padre de 40 acres. “Y algunas de las más ruidosas, tenía una voz aguda, de tenor alto y hacía yodel. Nunca canté en público excepto para unas pocas funciones del instituto como la ceremonia de graduación. Cantaba cosas como ‘Trees and Drink to Me Only With Thine Eyes’.
“Entonces un día –tenía 18- estaba cortando madera. Mamá estaba preparando la cena y canté: ‘Everybody gonna have religión and glory. Everybody gonna be singing this story’, Mamá miró alrededor. ‘¿Quién ha sido?’, dijo, y yo dije: ‘He sido yo, mamá’ Estaba realmente llegando a esas notas bajas. Estaba tan orgulloso que no callé durante días”.
Ahora, cuando dice. “Hello, I´m Johnny Cash” (Hola, soy Johnny Cash), para empezar sus shows, las palabras estremecen como un pedazo de carbón estremece una rampa de acero. Él es oscuro, melancólico, grande -1,90 m- y tiene un mango de hacha por hombros, pero el resto de él es puro nervio. “Es tan larguirucho”, dice un músico de Nashville, “no hay nada a lo que agarrarse para hacer un nudo”. Cash lo acentúa con el negro – botas abotonadas negras, pantalones negros con listas, chaleco de jugador de barco de vapor de río, tabardo ajustado y camisa blanca con chorreras. Sus ojos están siempre parpadeando, su cara y su cuerpo rara vez paran quietos. “Viste sus ropas desde dentro”, dice un amigo.
En sus grandes manos de granjero la guitarra es como un puntal, un medio de acompañamiento –una Martin D-45 de 2.000 dólares exquisitamente acabada con una inscripción nacarada: “Cash”-. Admite que era mejor recoger algodón que afinar guitarras pero cuando se cuelga la Martin alrededor, los trastes de su guitarra salen por la parte de atrás de su abrigo de predicador y cuando la agarra firmemente y rasga el cuello arriba, humeando aceradas y duras notas, nadie está escuchando la guitarra.
“Todo buen compositor que conozco ha luchado y vivido a través de tiempos duros”, dice Cash. Le gusta divagar sobre sus comienzos rurales pero rechaza hablar sobre su adicción a las anfetaminas. “Nunca he estado como para no tener donde caerme muerto. He estado bajo física y mentalmente a veces, así que entiendo que es como sentirse desvalido. Nunca he estado realmente hambriento. Cuando era pequeño he cazado conejos y ardillas simplemente porque las necesitábamos para comer y estaban realmente buenos. Si mi papá me daba dos proyectiles se suponía que tenía que traer dos conejos. Todavía soy así. Voy a cazar conejos y no me llevo más de dos proyectiles”.
La mayoría de las canciones de Cash reflejan sus propias experiencias -aunque él verdaderamente nunca subió a los trenes, ni pasó más de un día en la cárcel-. “Las ideas vienen en pequeños pedacitos o en grandes piezas”, dice. “Las escribo y algunas veces las llevo en mi cabeza durante años. Como cuando estuvimos en Ottawa en el último tour y la gente gritaba y corría arriba y abajo por los halls y sonando los teléfonos toda la noche y yo estaba tumbado allí preguntándome como esa gente –eran las 3 o 4 de la madrugada-, se sentiría desnuda con a la luz del día. Esa línea ha estado en una canción que he grabado y pensé que sería un buen título de canción así que al día siguiente la escribí. Por supuesto la puse desde un ángulo amoroso”. In The Naked Light of Day fue escrita en 15 minutos.
Pocos de los arreglos de Cash son complicados. Su banda, los Tennessee Three –batería y guitarras eléctricas- le proveen de un acompañamiento escaso, literalmente tocando la canción desnuda. La mayoría de los músicos con los que trabaja no leen música, así que sus grabaciones musicales, en una nave de acero galvanizado de forma semicilindrica en Nashville, son dirigidas de una forma desenfadada: “Bobby Wooton, toca como el demonio esa guitarra. Quiero que salga humo… Fluke, ¿por qué no pones un poco de sonido estilo militar en eso…. Marshall, tras cuatro compases quiero que entres y te unas…”
La buena disposición de Cash para dirigir, incluso sacar provecho de las imperfecciones, es más que parcialmente responsable de su éxito. Su rompedor álbum, Johnny Cash at Folsom Prison, está reforzado con estruendosas puertas de prisiones, señas públicas de remordimiento y bromas entre Cash y la audiencia de prisioneros. Durante su show de televisión, los bebés dan alaridos y las sirenas de policía gimen. Los miembros de la audiencia del estudio hacen fotos en estampida disparando sus (Kodak) Brownie Haweyes. Eso paró tras el segundo o tercer show. Pero esta temporada dice Cash: “Voy a pedir a las madres que traigan a sus bebés. No me preocupa si berrean durante todo el show o si un coche de policía va con su sirena aullando. Quiero que la gente escuche eso también. Eso es natural. Así es la vida”.
Pies de fotos del reportaje de LIFE:
1. Su cara refleja los tiempos duros sobre los que canta Johnny Cash. Ha estado fascinado por el ferrocarril desde su niñez cuando su padre se montaba en los trenes de mercancías a hurtadillas para trabajar. Una nueva grabación será “I´ve Got a Thing About Trains”.
2. Un tractor, un lago y su propio coro.
3. En el jardín de su propiedad cerca de Nashville, Cash juega con su nuevo tractor que era sólo un sueño cuando trabajaba con su padre en el campo de algodón. “Todavía” dice, “no puedes cantar a un tractor como puedes cantarle a una mula”.
4. Un solitario Cash compone muchas de sus canciones pescando en un lago cerca de casa. Otras ideas en veladas musicales que Cash organiza tres veces al año en su casa de Nashville de 250.000 dólares. Ambos, artistas conocidos y desconocidos son invitados, y cada artista debe actuar cuando le pasan la guitarra. En una de estas veladas, Bob Dylan cantó por primera vez “Lay, Lady, Lay”, Judy Collins presentó “Both Sides Now”, y David Crosby adelantó su grupo Marrakesh Express.
En 1969 Life era una referencia fundamental del fotoperiodismo y su portada era un disputado y prestigioso escaparate donde figuraban las principales personalidades mundiales y americanas. Por eso, hoy conmemoramos un hito para la música country por el que uno de sus artistas figuró en la portada de esa famosa revista. Johnny Cash tuvo otras portadas de revistas en su vida. Rescatamos algunas para el recuerdo.
Fuentes:
Life (galería con 15 imágenes de 1969)
Life Reportaje
Johnny Cash Wikipedia
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